El tránsito de las emociones

“Muchas veces, ante una dolencia se pone en marcha un mecanismo de compensación que hace que el individuo responda creativamente”.           

                                                                                                                                              Oliver Sacks

Bajo las dolencias que manifiesta nuestro cuerpo, están aquellas emociones que aprendimos a reprimir, maquillar, o enmascarar, dejando encarcelado el alma que habita en nuestro ser. Fuimos perdiendo la capacidad para expresar nuestras emociones, dejando así de lado al verdadero  sentir, con todo lo que ello implica.

Cada uno llegó a anestesiar este sentir verdadero como pudo, dejando paso al conformismo, la indefensión, y/o al  impulso de “tirar para adelante”, con cada una de las consecuencias según el camino elegido.

Vivimos en una sociedad donde la discapacidad emocional pisa fuerte, pero ir así nos está pasando factura, pues quedamos atrapados, haciendo  síntomas, y cuanto más inconsciencia, es posible más enfermedad física y/o mental.

La energía emocional reprimida quiere abrir vías de expansión, y busca la expresión  como el agua de un río, que quiere llegar al mar. Busca su expresión a través de la motricidad, la expresión de la palabra, la manifestación del sentir, o a través de la sublimación, o la enfermedad como recursos creativos. Si la energía emocional no ha sido expresada, el síntoma queda preso o preso, en el lugar de la emoción callada.

Afortunadamente entre nosotros también ha surgido una búsqueda para aprender a dar salida a esa energía que se queda sofocada. Ese malestar que en sus diferentes manifestaciones se hace figura,  es la alarma, y el centinela, hacia el despertar de la consciencia y la salud. La terapia individual, los talleres grupales, los talleres corporales, el mindfulness,  u otras actividades, son un fiel reflejo de la búsqueda del contacto con la esencia.

Nuestro cuerpo, siempre presto, se alía con los síntomas para enseñarnos el viaje hacia la salud. Cuando el cuerpo nos lleva la cuenta, la energía emocional retenida por circunstancias de la vida, puede convertirse en una energía donde se convierte de pronto en atemporal por instantes,  donde emociones  del pasado, se hacen presentes, entrometiéndose en nuestros futuros. El dolor, el malestar, con diferente sintomatología en variadas cartas de presentación señalan lo que tenemos que enfrentar, cambiar,  saldar. Como dice Eduardo Horacio Grecco, “son los anhelos que no percibimos como  representaciones conscientes”. Aprendimos a hacer lo que pudimos, “allí” en el contexto donde crecimos. Aprendimos a amar, odiar, tener miedo, o a sublimar dentro de una relación en un contexto y luego reprodujimos todo lo que allí aprendimos en nuestros encuentros “aquí” con los que nos rodean, y de repente lo que no estuvo bien en aquel entonces, emerge en los que no pudieron dar salida al daño.

Lo que no expresamos, liberamos, drenamos, vive en nosotros  en la luz, y también en nuestra sombra, y esa emoción no liberada, tiene su razón de existir. Es el resultado de una energía que transita por un camino equivocado.

Además, las emociones siempre vienen acompañadas de sus pares en oposición, por ejemplo la Alegría- Tristeza, el Amor- Odio…etc… Son polaridades complementarias. Todos, todas, transitamos por ellas, con diversas posibilidades de afrontamiento.

¿Cómo hacemos con  las emociones? A veces una de ellas está en la sombra, otras veces se disfraza, otras veces, parece que no existe, otras está a la par en la consciencia, otras se disocia… Siempre existe la polaridad, cómo hacemos con ellas es algo interesante a observar.

Como ya hemos dicho aquí en varias ocasiones, cuando bloqueamos los caminos de la energía emocional, emerge el síntoma, como una manera creativa de expresión del proceso de canalización de esa emoción… Son sus equivalentes, pero convertidos en somáticos. La medicina psicosomática bien ha estudiado todo esto en sus cuadros de enfermedades, donde es el cuerpo el que grita al no poder expresar desde el psiquismo,  a través de sus distintas maneras de externalización.

Puede ser una tarea costosa esto de externalizar las emociones “sofocadas”, porque es a veces tener que luchar contra lo que nos han inculcado desde pequeñas, desde la cultura, las familias, etc… Han sido muchos los momentos de contención afectiva, que se han tornado en nuestra manera de lidiar con la vida.

Más que suprimir las emociones, si nos generan malestar a través de distintas afecciones, deberíamos escucharlas con todo su significado, pues son nuestras grandes aliadas. Acercarnos a ellas, tantearlas, mirarlas, hacernos cargo de ellas es una manera de corregir pasados, presentes y futuros. Es la inversión de nuestro futuro, a través del aprendizaje, la compensación y regulación de ellas, que nos permiten reordenar, y centrar para invertir en nuestro mañana.

Begoña Mariezkurrena

Licenciada en Psicología. Especialidad en Psicología Social y de las Organizaciones por la Universidad del País Vasco. Psicóloga General Sanitaria. Colegiada n.º M-19839
Psicoterapeuta Gestalt, miembro del equipo del Instituto de Psicoterapia Gestalt y de la AETG.

En busca de la identidad- Ángeles Martín

En el taller de Artes Gráficas el punto padre miraba al punto madre y exclamaba:

-¡Pero bueno, como hemos podido tener un hijo así!

La pequeña comita no entendía aun lo que su padre quería decir, pero por la expresión de su rostro, comprendió que no iba a ser muy bien recibida. Y no se equivocaba.

-No ruedas lo suficiente, le regañaba su padre; en las hileras de puntos suspensivos, siempre te quedas atrás. Eres un desastre, -continuaba su padre- soy el hazmerreir de todos los demás puntos.

La comita se sentía desplazada de un mundo de puntos donde todo era corrección y orden. No existían espacios abiertos donde poder jugar, y mismamente la comunicación con los puntos se hacía más que imposible.

-Todos son muy serios y orgullosos y nunca me van a querer, así que me marcho.

Llorando se alejó pausadamente la comita de aquel lugar donde no encajaba y donde solo había aprendido que no valía para nada.

-¿Tu quién eres?

-Yo soy una “a”

¿Y qué haces?

-Pues… verás, para que lo entiendas, te diré que juego con otras amigas formando palabras.

-¿Y te diviertes?

-¡Claro que sí! Mira por ahí vienen mis amigas “adiós”

¡Eh!, la gritó alguien, ¿Qué haces tan sola?

-¿Quién me llama?

-Soy yo

-¿Quién eres tu?

-Yo soy un artista, me llaman acento.

-¿Y qué haces?

-Yo, yo – se atropella el acento henchido de satisfacción- coloreo a las palabras, las engrandezco, las embellezco, las…

-Es precioso, -decía la comita-.

-Mira, continuó el acento, mi obra maestra se llama fantasía… y, bueno, sería largo de explicar y tengo prisa, así que ya nos veremos.

Después se encontró con una interrogación y la hizo las mismas preguntas:

¿Yo? – Decía la interrogación-, ¿De dónde vienes?, ¿Adónde vas?, ¿Crees qué…? ¿Piensas en …?

En verdad que nunca voy a saber nada de la interrogación, -pensaba la comita- alegremente iba la comita pensando en todos estos nuevos amigos que había conocido, cuando de pronto una fuerte voz la detuvo.

-¡Qué haces por aquí!

-No nada malo señor, -dijo la comita un tanto asustada-

-Yo soy el paréntesis, y mi obligación es cerrar a todos los desocupados y ociosos como tu.

En este momento se presentó la exclamación.

-¡Qué pasa aquí!, -dijo-

He cerrado a esta coma por estar vagueando -dijo el paréntesis-

-Ah, -exclamó la exclamación-.

-No es cierto señora exclamación, dijo la comita, yo quiero trabajar.

-¡A trabajar, pues!, -le dijo-.

Y como era todavía muy pequeñita, la llevaron a trabajar a una cartilla de párvulos. ¡Qué agradable era estar sirviendo para algo!: La casita tenía una habitación, una cocinita, una…

En la línea de arriba había además más comas igual que ella y pronto se hicieron muy amigas. Era divertido ver como los niños hacía una pausa cuando llegaban a ella, lo que la hacía sentirse importante. Otros por el contrario se la saltaban, lo que la daba mucha tristeza, pues se sentía ignorada.

-No te preocupes, le daba ánimos una coma amiga suya de la línea de arriba. Nuestra labor aquí es importante, -continuaba la coma amiga-, verás, tenemos que conseguir que los niños se paren en nosotras, porque si nos saltan, mañana se pasaran un punto, y así, nunca aprenderán a leer y a comprender lo que leen.

-Tienes razón, -dijo nuestra amiga la coma-.

Y por primera vez en su vida se sintió importante y feliz.

 

Ángeles Martín. Psicologa Clínica. Fundadora y directora del IPG (M) y de la Escuela de Psicoterapia Gestalt

angeles@psicoterapiagestalt.es

 

 

Frida Kahlo: Feminismo y mandatos de género.

Voy a ir señalando diferentes episodios de la vida de este icono de la pintura que fue Frida. Episodios que pudieron condicionar su vida y poner en marcha la temática de las estructuras de personalidad tipo histérico. Algunas situaciones mencionadas fueron traumáticas para ella y marcaron con claridad carencias e insuficiencias en su vida.

Más allá del prototipo de personalidad de Frida, los mandatos de género condicionan la vida de las mujeres y sus formas de relación. Los mitos que recaen sobre las conciencias de las mujeres como consecuencias de dominios patriarcales, condicionan su identidad y no contribuyen a equipar adecuadamente la mochila afectiva.

El amor desmedido, la entrega al otro, el sacrificio extremo, son mandatos de género que van consolidando una identidad. Pero si dejo de cuidar al otro entonces tengo que preguntarme ¿Quién soy yo realmente? ¿Cuáles son mis proyectos personales más allá de cuidar a los demás? O bien ¿Por qué no me quiere si yo se lo doy todo? Es difícil darle todo a una persona, más bien es una idealización. Precisamente por eso se marchó el otro, porque se lo diste todo y te quedaste sin nada, sin recibir, en sequía. Además, sacrificarse tanto por el otro y dar tanto sacrificio al otro no favorece ni que nos vean muy deseables, ni queribles ni que nos vean demasiado atractivas y atractivos. Y si falla la relación amorosa entonces no sólo se sufre la pérdida del ser amado, también se derrumba la personalidad entera y la identidad.

Y como se derrumba la personalidad surge el mayor de los fracasos y puede que te hagas responsable al cien por cien de dicho fracaso amoroso. Aquí entra la culpa. La angustiosa culpa. La culpa por no haber ejercido adecuadamente el rol instituido por el mandato de género. Por no haber sabido amar, mantener la relación, por no salvarlo, por no tener contento a los demás, y desde ahí, ante el riesgo de perder o haber perdido al otro, o bien por separarme o no separarme, casi culpable por todo. Vemos entonces muchos síntomas ansiosos, depresivos, trastornos somáticos, alimentarios, etc.

El proceso terapéutico trata de convertir la culpa en responsabilidad y construir una identidad más satisfactoria donde las mujeres no sólo se validen por cuidar y hacerse daño, cuidando a los demás sin pensar en sus propias necesidades. Es decir, que no sólo se valide por el amor-cuidado, por dar placer y satisfacción al otro. También que se valide por el amor-cuidado a sí misma y por el derecho a disfrutar también de su propio placer y satisfacción, por el derecho a equivocarse, a dudar y a ser una madre, si así lo desea.  Una madre humana no perfecta, como diría Winnicott, una madre suficientemente buena.

Veamos entonces algunas viñetas de la vida de Frida y como los mandatos de género pudieron influir en su forma de abordar las dificultades.

La madre de Frida se describe como una mujer dominante, religiosa y distante y el padre, un hombre callado y poco viril con el que no pudo reafirmar su feminidad y su identidad heterosexual. Frida fue cuidada por una nana y no tanto por su madre que quedó más al cuidado de su hermano menor. Este acontecimiento derivó en un fuerte resentimiento de Frida por su madre. Después vinieron enfermedades y un duro accidente siendo ya postadolescente que dañaron su fertilidad (una temática inconsciente relacionada con personalidades obsesivas). Es decir, el castigo por desear o haber deseado dañar a su madre. El castigo fue quedar infértil.

Para Frida su cuerpo fue el depósito de sus angustias, vemos a lo largo de su vida una florida sintomatología como falta de apetito, abuso alcohol, cansancio, dolores de espalda, desarreglos menstruales, vértigos, dolores de cabeza y columna. La enfermedad fue para ella un medio para conseguir el interés de los demás y el amor (beneficios secundarios). También vemos en Frida un cuerpo, del cual habló en ocasiones como un deshecho. Relevante también el intento de suicidio después de la demanda de divorcio de su marido Diego Rivera. No obstante su pintura fue la manera de sublimar o transformar ese dolor en arte.

¿Por qué empieza a pintar Frida?

Ciertamente tenía mucho talento, pero su gran impulso  fue el deseo de encontrar e interesar al gran Dios de la pintura, su marido, Diego Rivera. La opinión de Diego era lo que contaba, fue su arranque. Frida desarrolló su arte a partir de la dependencia amorosa con él. Es un amor desganado, atormentado y desde luego con ciclos de ruptura- reconciliación. Este gran amor es el amor imposible, siempre insatisfecho de Frida. En una ocasión una paciente me comentó que su madre era insatisfecha, ella también. Le dije que yo también afortunadamente, era un insatisfecho, pero ella necesitaba presentar su deseo insatisfecho constantemente para atormentar a los otros. Esto es una temática que se presenta constantemente en la posición histérico-histriónico.

Siguiendo la temática del cuerpo, Frida pintaba imágenes de cuerpos divididos, heridos, sobre todo siempre que enfermaba y en concreto después de sus crisis amorosas con Diego.

El amor de Frida fue dependiente, quería ser amada con exclusividad, pero sólo podía conformarse con la presencia inconstante de Diego (un hombre dominante, infiel, veinte años mayor que ella). En realidad, al menos en un principio, no pretendía el éxito, quería ser feliz pintando al lado de su ídolo (como si se empeñara en sostener lo completo del padre ideal, dándoselo todo). No obstante no lo era. Ya fallecida Frida, Diego exponía “A ninguna admiré más que a ella, ¡cómo le hubiera gustado a Frida leer esto”. Frida en alguna ocasión dijo que no sufría por el comportamiento infiel de Diego. Ella se definía liberal en el amor. Aquí vemos esta disociación, muy racionalizada, apática, pareciendo insensible, como si los mares de desgracias no fueran su propio asunto. Pero en sus obras refleja todo lo contrario, refleja su dolor, su amargura y su desesperación. Además, incluir una tercera es siempre motor del deseo en este prototipo de personalidad.

Diego Rivera incluyó entre sus amantes a la propia hermana de Frida, situación que desembocó en la separación (Frida respondió con una profunda depresión mezclada con alcohol). Más adelante se vuelve a reconciliar con Diego pero en este momento Frida propone condiciones “no mantendré relaciones sexuales con él”. En este momento Frida vuelve a recuperar su  aspecto o su imagen femenina (vuelve a vestirse con esos atributos llamativos, femeninos, que no dejaban indiferente a nadie). Desde este momento Frida comienza a tener relaciones con hombres y mujeres fuera de la relación con Diego (más para celar a Diego y no tanto por disfrute). En contraste, durante sus primeros años de matrimonio con Diego, Frida escribe: “ser la mujer de Diego es la cosa más maravillosa del mundo, no es el marido de nadie y nunca lo será (no obstante ella es la elegida), pero es un gran compañero”.

De Frida se conoce su ambigüedad sexual (puede ser temática habitual de las personalidades con tendencia histérico). Tras el rechazo que vivió con su propia madre necesitó el acercamiento al padre, para compensar la falta de afecto (fotógrafo de profesión), pero como decía en la descripción de su padre, era un hombre poco viril, callado algo pasivo, aunque quizás seductor (la confusión de lenguas de Ferenczi). Ferenczi, fue uno los psicoanalistas de la época de Freud, un hombre poco reconocido por éste. En su artículo “Confusión de lenguas, Ferenczi describe la dificultad de los padres para entender que lo único que quiere una niña o un niño es ternura. El adulto puede rechazar este contacto y si es más perturbado puede incluso erotizar la relación y abusar del niño o la niña.

El ambiente familiar que vivió Frida no fue saludable para identificarse con un modelo de relación afectivo entre dos padres que se profesan afecto y deseo. La madre parece que no estimaba mucho a su padre y el padre poco viril y desvalorizado no pudo valorizar excesivamente la feminidad de su hija. El mando lo tenía la madre (una fanática religiosa). La falta de modelo masculino con quien reafirmar su feminidad derivó en la propia identificación con la madre (más segura y dominante que el padre). Esta identificación materna pudo ayudarle pero también le dejó una profunda herida. Recordemos que el rencor en personalidades histérico-histriónico surge porque el nuevo objeto de amor no distinguió entre los deseos del ello (eróticos) y la necesidad de cariño y ternura.

Frida se dirigió al padre y no encontró el modelo ni el reconocimiento para la posterior elección heterosexual pero tampoco encontró la acogida que esperaba (su padre la fotografiaba. Ella se sentía  especial con su padre, quizá seducida y  además lo cuidaba porque el padre padecía epilepsia. Entonces, se invirtieron los papeles). Es decir, ninguno de los progenitores valorizó la feminidad de su hija. Una hija no desea que su padre la seduzca, desea sentirse querida. (Frida se vestía de hombre. También es cierto que su madre rechazó su género cuando nació, porque añoraba el nacimiento de un hijo). La madre ni estimaba al padre ni estimaba a la hija ni a su feminidad. El padre desvalorizado no hizo a la hija objeto de su amor, quizás sí de su seducción, en definitiva abandono.

Por tanto, se vislumbran antecedentes de su imagen deteriorada y la angustia desplazada sobre su propio cuerpo y la sexualidad. Son fuertes angustias de fragmentación. En definitiva la imagen ideal de Frida quedó muy lejos de lo que ella añoraba.

Por último es importante añadir algún aspecto sobre la maternidad de Frida que quedó socavada en el trágico accidente de tráfico que sufrió sobre los veinte años. Tener un hijo para una mujer puede suponer la identificación con su propia madre. También el deseo de tener un hijo puede significar el regalo a un padre, dirían algunas corrientes psicoanalíticas. Pero fundamentalmente supone para una mujer desarrollar muchas de sus capacidades. Frida sintió mucho odio hacia su madre y el no poder tener hijos podría haber supuesto en su imaginario, un castigo por tanto rechazo a su madre (el accidente de tráfico dañó sus órganos reproductores). Un castigo quizás por desear maldad a su propia madre y puede que a sí misma.

PEAJES EMOCIONALES- 1ª edición del libro de Luis Fernando López Martínez

Compartimos con nuestros lectores, seguidores, pacientes y alumnos la disponibilidad de la primera edición del libro PEAJES EMOCIONALES: Un viaje a tu interior, del terapeuta colaborador de nuestro centro Luis Fernando López.

Puedes acceder a la obra a través del siguiente enlace:

ENLACE A OBRA Y PARTE DE SU CONTENIDO

SINOPSIS:

La vida no es siempre un estado de bienestar, felicidad, alegría o placer permanente. A lo largo de la existencia humana, cada persona transita por diferentes peajes a través de sus emociones, pensamientos y acciones. Un viaje a nuestro interior que inicia su aventura en las elecciones personales y el aprendizaje adquirido, de cuya atención y consciencia a los diferentes pagos realizados en estaciones de peaje, dependerá en gran medida el sentido de nuestra existencia y el significado de aquello que sentimos, pensamos y hacemos.

En este libro, el psicólogo Luis Fernando López, terapeuta del IPG, muestra diferentes peajes como etapas de tránsitos en aprendizajes y experiencias vitales, que te enseñarán a gestionar emociones, desarrollar habilidades, explorar recursos y sobre todo a cuidarte en un viaje en el que aprenderás a tomar una postura consciente y saludable de las dificultades, altibajos, situaciones conflictivas y dolorosas más comunes. El estilo cercano, empático y práctico de la obra, plagado de numerosos ejemplos reales, permite al lector entender cómo funciona la mente y las emociones, favoreciendo la identificación de los temidos peajes y permitiendo un abono amable mientras continúa tu viaje.

TESINA A.E.T.G. TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD por Fernando García Gil

En esta nueva entrada os ofrecemos un enfoque novedoso y desde la psicoterapia gestalt sobre el abordaje del trastorno límite de la personalidad.

Podeís acceder a su visualización a través del siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=VIdAODv_uIc&list=PLMGayZ9A5o8znfwzViXCHlSiexHqE2boO&index=1

Un cordial saludo. Equipo del IPG.

MITOS Y REALIDAD. SUICIDIO, TABÚ Y ESTIGMA por Luis Fernando López Martínez

La conducta suicida ha sido objeto de múltiples historias legadas a través de las culturas desde los albores de la humanidad. Historias que han contribuido a fomentar el tabú y estigma añadido a la ya difícil tarea de prevención y tratamiento desde la psicoterapia. Los diferentes mitos y realidades que circulan en la sociedad, no sólo promueven una atención inadecuada en sesión, sino que también influyen en la visión del propio terapeuta sobre el fenómeno.

En este artículo, que ofrecemos a través del enlace aportado a la página de referencia papageno.es -plataforma  profesional de prevención de la conducta suicida- el psicólogo Luis Fernando López Martínez, terapeuta de nuestro centro, nos muestra cuáles son los mitos y realidades en clave científica de la conducta suicida, aportándonos sugerencias y puntos de atención para la labor en terapia.

Un artículo que sin duda, os aportará conocimientos, técnicas y enfoques de encuadre para la atención a pacientes.

Enlace directo a artículo y descarga de contenido: http://papageno.es/mitos-y-realidades-suicidio-tabu-y-estigma

 

UNA PSICOPATOLOGÍA BASADA EN LA RELACIÓN por Fernando García Gil.

En esta ocasión y con motivo de la formación de postgrado que desarrollamos en el Instituto de Psicoterapia Gestalt (M), compartimos con vosotros un artículo desarrollado por nuestro terapeuta Fernando García Gil.

Os dejamos el enlace directo a la revista especializada donde ha sido publicado para su difusión docente.

https://www.psicoterapiarelacional.es/Portals/0/eJournalCeIR/V13N1_2019/19_Review-Tizon_Psicopatologia-basada-en-la-relacion-I_CeIRV13N1.pdf

Fernando García Gil es Psicólogo y miembro titular de la Asociación Española de Terapia Gestalt y de la Asociación Española de EMDR. Formación en Psicoanálisis Relacional, en Terapia Sistémica y en Hipnosis Clínica. Desarrolla su actividad profesional en el Instituto de Psicoterapia Gestalt de Madrid como psicoterapeuta y formador en psicopatología. Desde 1992 ha trabajado en diferentes recursos públicos y privados en el campo de las adicciones.