He aquí algunas de las situaciones más frecuentes en las que podemos ir a ver a un psicólogo para que nos valore y nos proponga algún tipo de tratamiento para aquello que nos aqueja:
- Me siento angustiado y agobiado por todo.
- Tengo problemas a la hora de relacionarme con los demás.
- Siento miedo, rabia, odio, celos y no puedo controlarlo.
- Siento un malestar que no tiene razón de ser, porque todo me va bien en la vida.
- Los demás me dicen que tengo que ir a un psicólogo y yo no veo por qué.
- Me siento sobrepasado por determinada situación ya sea familiar, de pareja, laboral.
- Hay áreas en las que no puedo funcionar bien: la relación con los demás, la relación de pareja, las relaciones sexuales, la relación con los compañeros de trabajo, con los amigos, con mis padres o con mis hijos.
- Siento que mi autoestima es muy baja, los demás deciden por mí porque no consigo afirmarme en mí mismo, ni sentirme fuerte o capaz.
- Acabo de atravesar una situación de pérdida importante: un ser querido, un trabajo, un divorcio.
- Estoy en un momento vital importante: acabo de tener un hijo, estoy comenzando una carrera, un nuevo trabajo.
- O también cuando te han diagnosticado: ansiedad, depresión, ataque de pánico, disfunción sexual, adicción, ludopatía, trastorno alimentario, trastorno de personalidad entre otros problemas.
- Cuando ya llevamos mucho tiempo intentando recuperarnos por nosotros mismos, sin resultados o con resultados insuficientes.