Os compartimos una entrevista que realizaron desde la revista Serendepity, a Ángeles Martín, fundadora y directora del Instituto de Psicoterapia Gestalt y de la Escuela de Psicoterapia Gestalt. Ángeles reflexiona, sobre la salud, la enfermedad, la Gestalt y la sociedad en que vivimos.
P: El sistema en el que vivimos ¿Necesita de personas insatisfechas, infelices, neuróticas? El sistema de vida en sí, ¿Es generador de neurosis?
R: Ya Keren Horney escribió hace más de 50 años ” La sociedad neurótica de nuestro tiempo”, así que el sistema crea neurosis, hace ya tiempo que lo viene haciendo, probablemente en paralelo con el desarrollo industrial y la aparición de la sociedad del bienestar y del consumo”.
Yo no creo que sea el sistema o la sociedad quien crea la enfermedad en sí, dado que se recogen y describen en los manuales de psiquiatría conceptos cercanos a lo que hoy llamaríamos neurosis (aunque este término esté cada vez más en desuso) desde hace varios decenios. Lo que si ha traído la sociedad del bienestar es ocuparse de este tipo de “enfermedades” de un modo más general. Es bien cierto que en la actualidad cuando en el primer mundo la mayoría de las personas tiene acceso a la educación y cubiertas sus necesidades básicas se hacen visibles otros malestares por el propio desarrollo de los individuos en esta especie de interés general por sentirse siempre bien, por tenerlo todo, porque cada vez vamos conformando personas con más baja tolerancia a la frustración, personas a las que se les hace más difícil la comunicación con otros seres humanos por los avances tecnológicos y el uso de los mismos. Visto así, sí podríamos decir que la sociedad crea la neurosis, aunque eso no ayuda mucho a responsabilizar a la persona de su malestar y es justamente en eso en lo que la Psicoterapia Gestalt pone el acento. No se trata de buscar culpables sino de encontrar respuestas desde la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene en la construcción de su propia vida.
Creo que, tanto la infelicidad como la insatisfacción, siempre han existido y que forman parte de la condición humana. La cuestión, para nosotros los gestaltistas, es como encarar la vida para que una y otra no sean compañeras constantes en nuestro camino. La vida en si misma es generadora de neurosis, porque vivir es estar constantemente en contacto con los límites, con las necesidades y las carencias o dicho de otro modo, con la omnipotencia y la impotencia. La persona tiende a la homeostasis y está en una permanente búsqueda de equilibrio, tratando de cubrir sus necesidades para equilibrarse. En la medida que lo consigue, podríamos aseverar que la persona es más feliz y que lo será tanto más en la medida en que cuente con una buena red de apoyo afectivo y adecue sus deseos a sus posibilidades en la búsqueda de su auto-realización.
P: ¿Cómo definirías una persona neurótica? ¿Cuáles son los límites entre una insatisfacción sana y la tendencia neurótica?
R: Desde la terapia gestalt, una persona neurótica es aquella que no puede discriminar entre sus necesidades y las necesidades de los otros, que no reconoce los límites de contacto entre ella y el mundo, y que los intercambios que realiza con el ambiente le dejan insatisfecho. En palabras de F. Perls “el neurótico es aquél que no ve lo obvio”.
El neurótico no puede ver claramente sus necesidades y, por lo tanto, no las puede satisfacer adecuadamente, así pues, no es alguien que tuvo un problema o un trauma, sino alguien que tiene un problema en el aquí y ahora y aunque sus dificultades tengan que ver con el pasado si logra llegar a darse cuenta en el presente y responsabilizarse de sus pensamientos, emociones y acciones, podrá ir haciéndose cargo de la satisfacción sus necesidades. Cada necesidad cubierta o cada problema resuelto contribuyen a que aumente el autoapoyo y por tanto presentará mejores respuestas creativas y contará con más recursos para afrontar las dificultades de su vida. La vida es un aprendizaje continuo. Y cada respuesta nueva y creativa a situaciones repetidas y frustrantes tiende a resolver problemas enquistados.
P: ¿Cómo se somatiza la neurosis? ¿Cómo se manifiesta en la salud? ¿En la colocación postural del cuerpo?
R: En primer lugar, no siempre se somatiza la neurosis. Es cierto que somos un cuerpo, de manera que en él se van reflejando todas y cada una de nuestras experiencias, tanto en lo que a sensaciones, emociones se refiere como a sentimientos.
Uno de los signos más comunes y extendidos de que algo no va bien es la ansiedad. En lo que a enfermedades psicosomáticas se refiere quizá las más extendidas sean las patologías del sistema digestivo con la úlcera a la cabeza; pero también pueden considerarse las colitis ulcerosas, el colon irritable, etc. (Si bien es cierto que no todas las enfermedades son de origen psicológico, si es cierto que los aspectos psicológicos de nuestra personalidad inciden en nuestra forma de enfermar y en la enfermedad en sí misma. Y por tanto todas ellas pueden ser tratadas desde la perspectiva psicológica. Sin obviar la perspectiva médica una vez instaurada la enfermedad.
En psicoterapia Gestalt contamos con la técnica de la silla vacía para practicar diálogos entre el órgano enfermo y la persona y descifrar el mensaje que la enfermedad quiere decirnos. A menudo es en el sistema enfermo o en el órgano el lugar en el que proyectamos todos nuestros aspectos negados, nuestra sombra y conviene tratar de reapropiarnos de ellos para completar un auto-concepto más completo de nosotros mismos. Entender en qué nos parecemos al órgano y en qué no, descifrar sus funciones y su labor en todo el sistema, facilita el camino para el autoconocimiento.
En lo corporal, la neurosis acaba expresándose además en nuestra postura de diversas maneras. La hipótesis de Lowen es que en nuestra estructura corporal se reflejan nuestras defensas psicológicas, así hay una taxonomía caracterológica basada en el cuerpo. Hay cuerpos con el pecho hundido, hombros anchos combinados con caderas estrechas, piernas sólidas que sostienen a la persona con cuerpos pequeños…
P: ¿Recolocar el cuerpo de una forma equilibrada y correcta puede ayudar a equilibrar la mente, a superar estados de ansiedad, miedos, etc.?
R: El trabajo corporal por si solo no es suficiente para equilibrar la mente, así como la medicación por si misma también es insuficiente. Existen actitudes, rasgos de carácter, conductas inadecuadas, que hacen sufrir a las personas y sobre las que es preciso incidir para que se den cuenta de ellas y las comprenda. Hay que comprender, aceptar, rechazar o transformar las que le hacen infeliz y fomentar las que le producen bienestar. Si no hay cambios en la forma de percibir la realidad, de actuar y de tomar conciencia de cómo hace el neurótico para sentirse mal, el cambio de postura o la toma de antidepresivos y ansiolíticos no es suficiente para producir los cambios. Es necesario un buen proceso terapéutico para hacer cambios permanentes.
P: ¿Por qué puede conseguir traumatizarnos cualquier pequeña frustración de la infancia y sin embargo no se convierten en un seguro de estabilidad emocional todos los cuidados, el amor, el apoyo emocional y las buenas experiencias de nuestra vida?
R: Yo no creo que eso sea cierto. Si la infancia ha sido buena, ha habido amor, cuidados, aceptación, apoyo, etc. están montadas las bases para una buena existencia. Sólo situaciones muy traumáticas como guerras, accidentes graves u otros acontecimientos similares pueden romper una existencia que el sujeto ha podido ir desarrollando sanamente. Cuando pequeñas frustraciones son capaces de traumatizar a alguien es seguro que esa infancia no fue tan buena como pueda parecer o recordar.
P: La memoria ¿Es un fiel aliado? ¿O puede ser una trampa para afianzarnos en nuestros traumas? ¿No puede engañarnos nuestra memoria haciéndonos recordar cosas que nunca pasaron, o bien hacer una interpretación gigantesca o reducida de las cosas, según le interese a nuestro estado emocional?
R: La memoria no es totalmente fidedigna ni responde siempre a los hechos reales vividos por el sujeto, sino que está en función de la motivación y la motivación está en función de las necesidades y de los deseos en ese momento, así como en las creencias. Con el tiempo los recuerdos sufren cambios y tienden a suavizar la intensidad de las emociones involucradas. La memoria no es lo importante en los sucesos positivos o negativos vividos en el pasado, el sujeto recuerda las experiencias del pasado y las cambia o tergiversa de acuerdo a su estado de ánimo, a las personas involucradas en las situaciones y lo que temió o deseo en aquellos momentos. Yo creo que es nuestro estado emocional el que influye en nuestros recuerdos y no la memoria la que influye en lo que recordamos. La memoria es selectiva pero en función de lo dicho más arriba. Amplios estudios realizados en U.S.A. han descubierto que una de las funciones del cerebro es rellenar los huecos, no importa con qué. Inventa, rellena, introduce cambios en lo que no comprende y es capaz de inventar con tal de rellenar vacíos de memoria. (El cerebro no soporta el caos ni los vacíos; los rellena de la mejor manera posible para dar sentido y congruencia a su realidad).
P: ¿Cuáles son los miedos más habituales?
R: En los niños los más frecuentes son: el miedo a la oscuridad, el miedo a los perros y el miedo a personajes monstruosos que aparecen en el cine, la TV, los cuentos y con los que pueden llegar a soñar en forma de pesadillas. En las personas adultas son más variados: miedo al rechazo, miedo al fracaso, a ser vistos en situaciones vergonzosas, miedo al ridículo, miedo a la soledad, hay miedos que pueden desembocar en fobias como el miedo a los ascensores, a las alturas, a los espacios abiertos. Pero quizá el peor de los miedos sea el miedo al miedo, es decir, el miedo que anticipa el miedo.
P: ¿Cómo afrontarlos?
Los miedos son emociones muy poderosas que afectan a lo más profundo del ser humano. Podríamos decir que es una emoción cuasi universal. La cuestión estriba en discriminar cuando es adaptativo y cuando se convierte en patológico. El miedo puede inhibir conductas, crear inseguridades, inhabilitar a la persona para llevar a cabo acciones saludables, desarrollar ideas irreales y construir imágenes de la realidad muy alejadas de ésta. La manera de afrontarlos está relacionada con la experiencia: actuar para confirmar que se puede, opinar y observar que no pasa nada, intentarlo e ir aproximándose a la acción a medida que van pudiendo hacerse cargo de las situaciones.
Generalmente un profesional de la psicología contribuirá a descubrir el origen de esos miedos, la finalidad de los mismos y de qué manera contribuyen a que la persona no se comprometa con su vida y con el entorno, no se haga cargo de sus deseos y necesidades y permanezca anclado en la llamada “zona intermedia”, aquella en la que se da vueltas y vueltas a las ideas en un fallido intento de controlarlo todo.
P: ¿Cómo influye la ansiedad en nuestra manera de abordar las dificultades (la resolución de conflictos) y en el aprendizaje a partir de los mismos?
R: Evidentemente la ansiedad es un gran inhibidor de conductas. Generalmente aparece cuando anticipamos que va a ocurrir algo catastrófico, o quizá tan sólo que va a ocurrir algo que no controlamos, que no depende de nosotros.
Un alto grado de ansiedad es nefasto para el aprendizaje porque la mente de la persona está más ocupada en escapar a lo temido que en aprender algo nuevo, por ello es especialmente importante que el aprendizaje esté enfocado de forma positiva involucrando a la persona en el conocimiento y motivando su curiosidad. A más alto grado de ansiedad más bloqueo y, por tanto menos posibilidades de encontrar respuestas o soluciones a conflicto.
(Aquí, como siempre, lo que es determinante es el grado. Se precisa un cierto grado de excitabilidad para producir ideas y contactar con los propios recursos creativos ante los conflictos, pero si esta excitación es excesiva puede llegar a producir parálisis y bloqueos.)
P: ¿Cómo ayudarnos a superar el duelo, el dolor de una pérdida?
R: Toda pérdida de un ser querido conlleva un tiempo de duelo y es algo natural. Perder una persona amada produce tristeza, dolor, malestar y a menudo nos hace contactar con sentimientos de injusticia, de desamparo. Casi todos los duelos conllevan un tiempo de retirada del mundo.
Cuando el duelo se hace patológico o cuando mantiene a la persona aferrada al recuerdo y ésta hace de aquél su modus vivendi, es mejor acudir a un profesional que facilite la despedida de esa persona. En terapia gestalt utilizamos la silla vacía para trabajar con los duelos patológicos. Los duelos se retrasan cuando los sentimientos son ambivalentes.
P: ¿Cómo ayuda la risa, el sentido del humor, la capacidad de desdramatizar las situaciones?
R: Enfocar o encarar la vida de forma positiva nos protege de la depresión y de los estados de ánimo tendentes a mantenernos retraídos y aislados. La risa sincera, la posibilidad de quitarle importancia a las situaciones dramáticas y pensar que forman parte de la vida, el pensar que las cosas desagradables, como enfermedades, muertes o cualquier acontecimiento negativo solo nos ocurre a nosotros nos arrastra a vivir las cosas con mayor dramatismo que si pensamos que forman parte del hecho de vivir. Cuando la gente piensa ¿por qué a mi?, tendría que cambiar el interrogante y preguntarse también ¿y por qué no a mi?
P: De qué forma nos puede ayudar a conocernos mejor y superar los conflictos emocionales el hecho de escribir?
R: Cualquier forma de exteriorizar lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos preocupa o nos encoge el corazón, es buena para aliviar los sentimientos que lo acompañan. La escritura es una forma de exteriorizar los conflictos. Aunque yo pienso que conversar y compartir con buenos amigos nuestras preocupaciones alivia mucho más el corazón. Evidentemente hay que estar dispuesto a abrirse emocionalmente a las personas en las que confiamos.
P: ¿Cómo ayuda un diario? ¿Cómo deberíamos plantearlo para que resulte más eficaz?
R: Los diarios son una buena ayuda para liberar tensiones, emociones, amores frustrados o cualquier sentimiento que nos agobie. Este método se da mucho más en la adolescencia. No hay una forma de plantearlo que les sirva a todos, cada uno tiene su forma particular de expresar lo que siente en su diario y eso es lo que vale.
No obstante, mi opinión como decía en la anterior pregunta, es que sería mejor fomentar la amistad y la camaradería, enseñar a compartir con amigos y establecer vínculos sólidos de intimidad, en los que el equilibrio entre el dar y el recibir esté presente. Es muy importante, y quizá esté algo olvidado o relegado por las nuevas tecnologías, generar vínculos y redes de sostén entre las personas.
P: ¿Cómo ayudan las cartas a la persona con las que mantienes un conflicto?, ¿Cómo deberíamos plantearlas para que resulte más eficaz?.
R: Anteriormente una carta era un buen modo de expresar a su destinatario aquello que no nos atrevíamos a decir directa y abiertamente. La carta es como un objeto intermediario que nos facilita la comunicación con el otro. A veces no es necesario enviarla (por ejemplo cuando el destinatario es una persona ausente o alguien que murió), el mero hecho de escribirla y de expresar a través de ella sentimientos que de otra manera no podemos sacarnos, ya es sanador. Si este trabajo se hace y se completa con un terapeuta podrían cerrarse muchos asuntos pendientes, asuntos cargados de resentimiento en los que la persona invierte una gran energía y que por tanto no tiene disponible para otras conductas más saludables.
Una carta tendrá dos partes. En la primera, escribimos todos los resentimientos, agravios y emociones negativas, todo lo que nos produjo daño y dolor, todos los rencores, cualquier cosa que tenga que sirva para liberarnos. En una segunda parte escribiremos aquellas cosas por las que apreciamos al otro, le quisimos y nos gustaron de él y de la relación que mantuvimos, lo que nos unió. Al poder expresar ambas realidades, aligeramos nuestro corazón de muchos resentimientos y valoraremos lo que el otro nos dio. Esto acerca ambos lados y mejora tanto nuestra visión del otro, como la de nosotros mismos.
P: ¿Cómo ayudan los sueños a conocernos mejor y a identificar nuestros bloqueos?,
R: En terapia gestalt hay dos trabajos especialmente reveladores y que se dirigen directamente al núcleo de nuestra personalidad: los sueños y el trabajo con el órgano o el sistema enfermo. Ambos trabajos conducen al paciente y al terapeuta a lo esencial del carácter del primero. Permiten, no sólo identificar los bloqueos sino ayudar a diluirlos, fomentan la responsabilidad y facilitan el darse cuenta de la persona en las tres áreas: pensar, sentir y actuar. A menudo trabajar un sueño da pistas del mensaje del aquí y ahora, del lugar en el que la persona se encuentra y de las posibles salidas del mismo.
P: Cómo ayudan los cuentos a conocernos mejor y a identificar nuestros bloqueos?
R: Los cuentos tienen tres funciones importantes: la más obvia es la de trasmitir conocimientos de unas generaciones a otras; en segundo lugar nos permiten descubrir nuestro guión de vida y en tercer lugar nos dan la oportunidad de identificarnos con los diferentes roles que aparecen en los distintos personajes representados. Trabajar los roles permite asumir y aceptar partes nuestras que están negadas y proyectadas en los personajes que no nos gustan y eso ayuda a hacernos una idea más precisa de quienes somos, ayuda a vernos de un modo más completo con características no tan “vistosas” pero más reales.
P: ¿Qué hacer cuando, a partir de un cuento, identificamos nuestro problema?
R: Más que identificar nuestro problema a través de un cuento, lo que descubrimos es que existe una especie de enseñanza en el cuento que concuerda con formas de actuar en nuestra vida y que están relacionadas con ese guión que a veces seguimos de forma inconsciente. A través de nuestro cuento preferido podemos averiguar ese guión y ver si seguirlo es lo mejor que podemos hacer en la vida o si hay otras formas no predeterminadas y más abiertas que nos permitan movernos de una manera más libre, gratificante y creativa. Esa identificación con los distintos roles nos ayudará a cuestionar nuestras defensas y a revisar su utilidad en el aquí y ahora, a elegir, en definitiva nuestra manera de actuar y vivir.
P: ¿En que consiste el interés terapéutico de los cuentos? (arquetipos, etc.)
R: Los conocimientos que obtenemos de los cuentos son ricos, variados y valiosos.
Como señalas, en los cuentos aparecen arquetipos que se han trasmitido a través de los tiempos de generación en generación. Los cuentos aparecen cuando los mitos pierden su sentido de poder explicar los fenómenos que eran inexplicables. Los cuentos sirven para transmitir modelos, conocimientos, roles,… así como un cierto sentido ético de lo que está bien y lo que esta mal, ofreciendo recompensas a las conductas loables y sanciones y escarnio a las conductas reprobables. Hay tantos cuentos en la literatura infantil, que el niño encuentra modelos de identificación que encajan con rasgos de su carácter, por eso tienen importancia terapéutica, porque a través del trabajo con la historia y la identificación del sujeto con los personajes, podemos averiguar sus ideales, su manera habitual de actuar, sus miedos, valores, expectativas, anhelos, etc.
Instituto de Psicoterapia Gestalt