La Adopción se ha convertido en un fenómeno social del que se habla cada vez más, pero a pesar de todo sigue siendo un fenómeno desconocido.
Ha pasado de ser algo que se mantenía en secreto, a hacerse cada vez más visible, a veces siendo esta cuestión inevitable dadas las diferencias entre los niños y niñas adoptados y sus adoptantes.
Podríamos decir que ha cambiado notablemente en tan solo una década, pero el cambio aún sigue en construcción. Aún conviven mitos, creencias, comportamientos, y prácticas de ambas culturas de la adopción; la vieja cultura del incógnito, de la invisibilidad, del bebé sano y acorde a los deseos de los adultos adoptantes y la nueva cultura: de la apertura, de la revelación, del respeto por la historia de vida y los orígenes y la aceptación incondicional de niños y niñas de todas las edades heridos por el abandono, el maltrato, la institucionalización y la negligencia.
Las padres y madres adoptantes, y las personas adoptadas, lo quieran o no, han de enfrentarse a una serie de desafíos y dilemas, añadidos a los propios del recorrido vital de cualquier ser humano. Ellos, incluidos sus hermanos, hermanas, si los hubiere… no están excluidos de esta situación.
Estas familias necesitan de unos apoyos específicos, lo necesitan para atravesar ciertos momentos de dudas, confusión, y cuestiones varias que surgen en la crianza y de las vivencias internas de sus hijos. Es bien difícil la tarea que tienen que llevar a cabo todos, todas.
Día a día se incrementa el número de familias adoptantes que demandan ayuda.
La huella que deja la experiencia del abandono es más importante de lo que a veces creemos.
Acuden porque los menores o jóvenes presentan algún tipo de síntoma y también porque los miembros de la familia se enfrentan a situaciones de enorme tensión relacional, llegando incluso a situaciones de pseudo-rupturas…
Son padres, madres, hijos e hijas adoptivos menores o adultos que se encuentran confusos y perdidos con la sensación de no saber qué hacer y cómo hacer. Tras una adopción hay un duelo que atravesar.
Necesitan afrontar su experiencia de abandono poniendo palabras a sus vivencias y emociones facilitando así su expresión, reduciendo la sintomatología que traen en forma de trastornos de conducta, fracaso escolar, consumo, crisis existencial… necesitan hablar de esa realidad que apenas nunca hablan con nadie excepto en momentos de crisis donde expresan su malestar, en ocasiones, de manera inadecuada.
Metodología:
- Psicoterapia individual
- Psicoterapia grupal
- Escuela de padres y madres
- Terapia Familiar Sistémica
- Terapia de Pareja
- Talleres específicos para padres y madres
- Talleres específicos para jóvenes.
- Asesoramiento a profesionales/ y Colegios